domingo, 30 de octubre de 2016

EL RENACIMIENTO DE UN IMPERIO (EPISODIO #299)


Sus cabellos ya no danzaban con el viento. Tras atravesar unos pastos más altos que mi pescuezo, se detenía elevando las manos hacia el horizonte inmenso que, soberbiamente, posaba para mis ojos tensos. No veía sus gestos, motivo por el cual desconocía si su rostro reflejaba desasosiego. Por las dudas cogía un palo, y ocultando los dientes me adentraba en los pastos altaneros, dispuesto para garrotear cualquier ser hambriento que atinara a saciar los deseos de su estómago carnicero.