miércoles, 14 de noviembre de 2018

ROBERTITO VIO A UN VIEJO PORDIOSERO…



Robertito vio a un viejo pordiosero y se le acercó. En el bolsillo del pantalón llevaba un billete, que más que un billete parecía un trozo de cartón. «No podrá comprar nada pero se sentirá mejor», pensó convencido mientras se lo entregó.
Cuatro horas después regresó a su casa habitación. De manera inexplicable la heladera estaba abierta y no había nada en su interior, excepto el mismo billete que al pordiosero había entregado para remediar su ansiedad de portar un valor.
Entonces, ¿qué pasó?
El hijo de Robertito estaba aprendiendo a escribir. Entre garabatos había logrado escribir la primera oración, que desgraciadamente era su dirección, en el mismo billete que más que un billete parecía un trozo de cartón.


FIN


Observación: esta historia surgió en mi cuenta de Twitter 

@JuanmaGiaccone


 

domingo, 7 de octubre de 2018

VIETNAM, DOS AMERICANOS Y LA LUZ DEL DEMONIO (36ta. parte)



— ¡Detente! —ordenaba John, pellizcando su brazo derecho.
— ¿Y ahora qué?
—Presiento que no podemos seguir penetrando este subsuelo.
— No entiendo.
—Este túnel es un espanto y jamás encontrarían nuestros cuerpos. El fuego parece eterno pero hasta las estrellas se apagan en su debido momento.


N. del A.: he decidido pausar el desarrollo de esta historia dado que estoy escribiendo una novela y necesito concentrarme en eso.


domingo, 2 de septiembre de 2018

VIETNAM, DOS AMERICANOS Y LA LUZ DEL DEMONIO (35ta. parte)





El tenebroso túnel de Charlie infligía una honda congoja, temor y sufrimiento. John sentía miedo, pero como era hombre —y ya había aniquilado a varios opuestos— no contagiaba sus perturbados sentimientos. El miedo es una enfermedad cuando tu vida precaria puede tener fecha de vencimiento. No es poca cosa caminar bajo tierra, penetrando la hostil oscuridad sin saber lo que depara el próximo metro. Cuando convives con la muerte te conformas con sufrir menos. “If you can't take the heat, get out of the oven”. Siempre es preferible morir baleado que por el fiero fuego. Metros arriba las endemoniadas bombas de Napalm seguían ardiendo, donde los hombres enfrentados se despachaban por objetivos siniestros. Afortunadamente el suelo llano estaba seco. Los obreros de Charlie sabían cavar como avezados topos del antro de los muertos.


lunes, 13 de agosto de 2018

VIETNAM, DOS AMERICANOS Y LA LUZ DEL DEMONIO (34ta. parte)



— ¿Qué haremos, Jane?
— ¿Qué se te ocurre? ¿No me vas a besar?
— Ya tendremos tiempo. —Inesperadamente se hacía un silencio sepulcral, pero el Napalm volvía a golpear, con la furia de aquellos que se quieren vengar—. ¿Conoces este túnel? El fuego no se apagará.
—Lo suficiente como para adentrarnos en la más completa oscuridad.
—Entonces avancemos, nos podemos asar.