—
¡Detente! —ordenaba John, pellizcando su brazo derecho.
— ¿Y
ahora qué?
—Presiento
que no podemos seguir penetrando este subsuelo.
— No
entiendo.
—Este
túnel es un espanto y jamás encontrarían nuestros cuerpos. El fuego parece
eterno pero hasta las estrellas se apagan en su debido momento.
N.
del A.: he decidido pausar el desarrollo de esta historia dado que estoy
escribiendo una novela y necesito concentrarme en eso.