domingo, 30 de julio de 2017

UNA BÚSQUEDA DESESPERADA (EPISODIO #376)


Recordaba que al gato le brillaban los ojos. Abriendo aún más las manos cubría todo su cráneo. Y yo cerraba los míos, por si acaso. Pobre felino, lo estaba asfixiando. Realmente estaba preocupado. Me encontraba turbado. A todo esto, los extraños seres seguían hablando, y el búho continuaba graznando. Aguzando el oído, calculaba la bendita distancia que nos mantenía a salvo.


UNA BÚSQUEDA DESESPERADA (EPISODIO #375)



Uno de los seres tenía los ojos muy brillosos. Los del búho, increíblemente, eran menos voluminosos. Se me erizaban los brazos. Además era bastante bajo. Metro y medio. No más. Eso mismo deducía teniendo en cuenta el lugar donde relucían sus ojos, perfectamente redondos. Estaba estupefacto. No lograba ver su contextura física, pero hablaba un idioma muy extraño. Me perturbaba demasiado. Mis manos sujetaban el hocico del gato. No quería lastimarlo. Él podía ver en la oscuridad. Al igual que yo se limitaba a respirar, y esperar el milagro. La piedra rozaba mi muslo derecho. Estaba temblando. Literalmente, tenía pánico.