«Por
favor, Astor, suelta de inmediato a ese pájaro, te necesito a mi lado». Pero no
me hacía caso, seguía mimando a ese ser extraño, completamente embelesado. Me
aliviaba saber que no podían procrear. Ambos podían ver en la oscuridad pero eran
diferentes, diferentes especies, con diferentes capacidades, o habilidades.
Tener que hacerme cargo de otro animal era demasiado, en un mundo lleno de
obstáculos. Seguía caminando.