sábado, 8 de julio de 2017

UNA BÚSQUEDA DESESPERADA (EPISODIO #361 / Parte #2)



Había piedras por todos lados, de tamaños varios, en una vasta superficie que tenía unos doscientos —o tal vez trescientos— metros de diámetro. Las piedras más cercanas al árbol, en el cual permanecíamos estacionados como pájaros, eran amarillentas, como las espigas de trigo poco antes de la cosecha, y formaban una esfera alucinante y perfecta, que además era inmensa, y luego le seguían otras más pequeñas, como si representasen desconocidos planetas. Yo las contaba, inmerso en mi curioso silencio, mientras Astor me arañaba las piernas. En total eran quince esferas, sin contar la primera, y en el centro de la superficie se elevaba la tierra, como si asomara una cueva. No tenía dudas: aquellos seres buscaban comunicarse con entes de otros planetas.