—
¿Sofía?
—
¿Qué?
—La
naturaleza pone las cosas en su lugar.
—Claro
que sí.
—Tenemos
que respetarla para…
Pero
algo inesperado me embestía desde atrás, con tanta fuerza que me hacía volar. Mi
confusión era descomunal. Algo me había arrollado con toda su maldad. No podía
respirar. Una hoja se había metido en mi cavidad bucal. Con un dolor insoportable
en la nalga derecha la escupía para poder hablar. Sofía chillaba sin cesar.