jueves, 17 de agosto de 2017

UNA BÚSQUEDA DESESPERADA (EPISODIO #390)


Mis mejillas se mojaban en lágrimas de desencanto. Todo ese mundo fascinante que risueñamente había soñado, con Sofía a mi lado, se rompía en mil pedazos, como si un asteroide gigante lo estuviera atravesando. Mi triste deceso no podía ser evitado. Aquel averno, al que injustamente me habían precipitado, era tan cruel y nefasto que prefería morir rápido. Mi cuerpo tiritaba, no podía controlarlo. Cuando estás por morir, el miedo a convertirte en polvo te deja helado, pero escuchaba un maullido, no estaba alucinando. El asteroide imaginario parecía desviar la trayectoria de su destino trágico. Los gatos siempre atienden a los ruegos desesperados.