viernes, 30 de diciembre de 2016

EL IMPERIO DEL SOL (EPISODIO #316)



Los minutos corrían, como liebres, y yo no paraba de cavilar. Nuestro futuro era tan incierto como el día del juicio final. Mis compañeros reposaban con los ojos cerrados mientras yo no podía soñar. Ni siquiera lograba dormitar. ¡Qué manera de cabecear! A mi lado derecho estaba Sofía. Por vez primera le oía roncar, boca arriba, con su enmarañado cabello y su radiante cara angelical. Del lado opuesto el gato parecía ronronear. Tal vez para ayudarme a descansar. Mantener la calma era una injusta imposibilidad. Impotente, cerraba los ojos pero no me podía relajar. Estaba sediento, tenía un poco de hambre, pero también es cierto que estaba más caliente que un volcán. El niño indio estaba presente. No me le podía insinuar. Padecía un estado de excitación que me sumía en un profundo sentimiento de malestar. Podía pararme y con mucho sigilo buscar un poco de privacidad, pero el mono jocoso podía comenzar a chillar. Por supuesto todos me iban a odiar. Imaginando una apestosa cucaracha buscaba la paz mental.