lunes, 20 de febrero de 2017

EL IMPERIO DEL SOL (EPISODIO #343)



La solución no llegaba, pero las hormigas me enseñaban que en la vida nunca hay que bajar los brazos. Arrodillado, seguía sus torpes pasos. Y digo torpe porque por momentos se chocaban como autos con los frenos estropeados, pero lentamente nos íbamos acercando. El gato, en cambio, permanecía estático. Tal vez intentando comprender mi enigmático estado. Me sentía aislado y las pequeñas gigantes eran algo así como un faro necesario. Como diría Wells, me sentía un animal, un animal humanizado, fruto del caos desatado.