domingo, 12 de febrero de 2017

EL IMPERIO DEL SOL (EPISODIO #339)


Largo era el camino, pero esperanzador era mi destino. Aquel campo era como un océano, rodeado de peligros. Mi boca estaba seca y pegajosa, señal de que necesitaba agua en mi cuerpo. No había tiempo para lamentos. Tampoco para retrocesos. A lo lejos me parecía entrever un enorme monumento. Rápidamente me tiraba al suelo. El gato se subía a mi cuello. Cuerpo a tierra avanzábamos unos metros. No se oía nada más que silencio, y algunos ronroneos que me erizaban los vellos. Me estaba persiguiendo, pero más vale prevenir que terminar con un flechazo en el pescuezo.