viernes, 17 de febrero de 2017

EL IMPERIO DEL SOL (EPISODIO #340)



Respirando hondo, me acercaba al monumento. El gato pisoteaba mi sombra con cierto recelo, persiguiendo mis piernas como la gripe al invierno. De pronto algo muy grande me dejaba sin aliento: en lugar de un monumento veía un muro inmenso. Era parecido al de los lamentos. Yo me quedaba tieso y boquiabierto, a unos prudentes cincuenta metros. Todas las piedras encajaban con una perfección que no podía creerlo. Su colosal arquitectura no parecía de aquellos tiempos. También en el sur se buscaba ensanchar la vanidad de los pueblos.