sábado, 6 de agosto de 2016

EL RENACIMIENTO DE UN IMPERIO (EPISODIO #222)


¡Me caigo, me caigo!, alertaba Sofía a mis espaldas. El mono no me soltaba. Las uñas del niño indio me rasguñaban la panza. No se veía nada. Atravesábamos ramas. El viento frío me cortaba la cara, como si estuviéramos en la Antártida. Ringo no frenaba. Al contrario, se apresuraba. En algún momento tenía que sacar la espina de su nalga. Extrañamente reducía la marcha. Un camino polvoriento nos ayudaba a distanciarnos de la máquina.