jueves, 29 de marzo de 2018

VIETNAM, DOS AMERICANOS Y LA LUZ DEL DEMONIO (28va. parte)



Es muy difícil ser un girasol los días de lluvia, pero más espinoso resulta ser un oso hormiguero en el tórrido desierto. John se sentía un oso palmero: el fuego abrasador caldeaba todo su esqueleto, todos los huesos, como hierros sometidos en casa de un herrero.
Las mujeres buscan protección, y casi siempre atinan cuando quedan sumidas en el más absoluto desconcierto; en cambio los hombres persiguen satisfacer el deseo, aún en tiempos bélicos. Por cierto John podía morir primero.