Es muy difícil ser un girasol los días de lluvia,
pero más espinoso resulta ser un oso hormiguero en el tórrido desierto. John se
sentía un oso palmero: el fuego abrasador caldeaba todo su esqueleto, todos los
huesos, como hierros sometidos en casa de un herrero.
Las mujeres buscan protección, y casi siempre atinan
cuando quedan sumidas en el más absoluto desconcierto; en cambio los hombres
persiguen satisfacer el deseo, aún en tiempos bélicos. Por cierto John podía
morir primero.