lunes, 12 de marzo de 2018

VIETNAM, DOS AMERICANOS Y LA LUZ DEL DEMONIO (24ta. parte)



El fragor de las bombas de fuego se calaba hasta los huesos. Los estruendos eran tan intensos que hasta los malos espíritus buscaban desesperadamente alcanzar el plácido cielo. Aquel escenario bélico era un verdadero infierno. John y Jane seguían huyendo, rechinando dientes, esquivando ramas, evitando caer al suelo. ¡Cuántas especies inocentes eran calcinadas por el ávido fuego! Pero no había tiempos para lamentos. Jane conocía bien el terreno, por eso llevaba una delantera de tres o cuatro metros. Vietnam no daba aliento, ni tampoco consuelo. Como en el reino animal, los débiles casi siempre sucumbían primero.