—
Oye, Mel, no hace falta que lo diga pero… pero vamos a morir.
—Yo
no pienso morir.
—Vamos,
amigo, amanece y el enemigo se quiere ir a dormir.
— Dime,
John, ¿a cuántos Charlie has acabado hoy?
— A quince.
¿Y tú?
—
Dieciséis. Mira, John, yo no pienso morir.
—Dile
a mi mujer que pienso en ella aun sabiendo que voy a morir.
—Eso
se lo dirás a mi mujer.
— ¡Pero
si dijiste que no ibas a morir!
—
Tienes razón. Mejor escondámonos por ahí.