lunes, 2 de abril de 2018

VIETNAM, DOS AMERICANOS Y LA LUZ DEL DEMONIO (30ma. parte)





El túnel era tan poco espacioso que sus cuerpos se estrujaban, apiñados. Los brazos carecen de libertad y buscan hallar algún espacio. Sentían sus latidos, con los labios enfrentados. Un par de metros en lo alto, el fuego voraz consumía todo a su paso, pero no corrían riesgo de morir asfixiados: un tirante de madera bloqueaba el acceso de un túnel que parecía extenderse varios metros abajo, donde los topos humanos dormían, comían y hasta iban al baño.
— Me has salvado de las llamas —expresaba John, emocionado—. ¿Y ahora cómo pago?
— Besando.
Sus labios se rozaban, fatalmente cautivados.
— Mira Jane, sólo me queda una bala, y es la bala del amor. Tu encanto compensa todos los daños.