Los aviones C-123 Provider habían dejado de rociar con agua
maldita la frondosa selva de Charlie, por ende ya era hora de iniciar la
suspirada partida. John y Mel necesitaban urgente una apacible guarida. No se
puede vivir sin dormir; después de 48 horas, el rendimiento cognitivo coincide
con el de alguien que ha bebido diez copas de vodka, pero Morfeo tiene alas y
puede inducir los sueños de cualquiera, incluso de quienes duermen en zonas
insoportablemente bélicas.
Entre unos árboles deshojados, al borde de la muerte
más despiadada y lenta, hallaban una aldea desértica.