domingo, 7 de enero de 2018

VIETNAM, DOS AMERICANOS Y LA LUZ DEL DEMONIO (9na. parte)



Los aviones C-123 Provider habían dejado de rociar con agua maldita la frondosa selva de Charlie, por ende ya era hora de iniciar la suspirada partida. John y Mel necesitaban urgente una apacible guarida. No se puede vivir sin dormir; después de 48 horas, el rendimiento cognitivo coincide con el de alguien que ha bebido diez copas de vodka, pero Morfeo tiene alas y puede inducir los sueños de cualquiera, incluso de quienes duermen en zonas insoportablemente bélicas.
Entre unos árboles deshojados, al borde de la muerte más despiadada y lenta, hallaban una aldea desértica.