La atracción era irresistible, ningún ángel caído la
podía evitar. Es esa fuerza prodigiosa que atrae cual imán. Sus corazones extasiados
palpitaban con mayor intensidad. La oscuridad era impenetrable, pero cuando
besas con el alma, cierras los ojos, no necesitas mirar. Y si no los cierras,
de inmediato se cierran igual. Olvidas los miedos, vuelas sin siquiera volar. Son
esos milagros que suceden y no se pueden explicar, no así las bombas incendiarias,
que no paraban de retumbar. La tierra temblaba soportando el mal. ¡Vaya encantamiento,
nada los podía despegar! La guerra deja de ser un obstáculo cuando dos almas
cautivadas no se pueden ignorar.