Ringo
no reaccionaba. Ni siquiera movía las orejas. El frío, obstaculizaba. En el
bolsillo del pantalón llevaba una espina, la misma que había arrancado de la
acacia al adentrarme en la pampa. La sacaba. Estaba afilada. De hecho casi me corta
la palma. Me volteaba. El gato me arañaba. Nada me importaba. Tenía que
alcanzar la nalga. El niño indio rezongaba. Con mi pecho lo aplastaba. No
entendían nada. Finalmente clavaba la espina en la nalga. El caballo
relinchaba. La espina seguía incrustada. No pensaba quitarla. Sorpresivamente el
mono se aferraba a mi pierna. Tenías las manos congeladas. Ringo no trotaba,
galopaba.
domingo, 31 de julio de 2016
EL RENACIMIENTO DE UN IMPERIO (EPISODIO #220)
Desesperados,
subíamos al lomo de Ringo. El mamífero équido parecía una estatua de cemento. Al
igual que nosotros tenía un frío tremendo. Sofía se ubicaba a mis espaldas, el
niño indio entre nuestros cuerpos. El mono Jorgito seguía dando brincos en el suelo.
No podíamos llevarlo. Apenas era un desconocido. El gato Astor no cesaba de
arañarme el pecho, la máquina aérea no paraba de arrojarnos viento gélido. Una vez más, si el
caballo no partía, moríamos.
sábado, 30 de julio de 2016
EL RENACIMIENTO DE UN IMPERIO (EPISODIO #219)
—Si
nos quedamos quietos, moriremos —alertaba yo con la mirada puesta en el cielo negro.
—
¿Y entonces qué haremos?
—Subir
al caballo y pedirle que nos saque de este infierno gélido.
El
frío intenso se colaba hasta los huesos. La temperatura ya era bajo cero. El
niño indio levantaba los brazos pero no podía vencer tantos impedimentos. Unos
animales huían a lo lejos. Los arañazos del gato me estaban hiriendo.
EL RENACIMIENTO DE UN IMPERIO (EPISODIO #218)
¡Tengo
frío!, me decía ella, rasguñando mi pecho. Estaba en lo cierto, aquella máquina
aérea despedía un viento muy gélido. La temperatura descendía a niveles
insoportables para cualquier ser vivo. El gato Astor trepaba por mi pierna, tal
vez buscando el calor de mi cuerpo. Las hojas se endurecían como piedras. No
podía mover el esqueleto. El viento frío se hacía más intenso. Tenía los dedos
entumecidos. El mono Jorge sorprendía dando brincos. Nunca en la vida había
experimentado semejante tormento.
domingo, 24 de julio de 2016
EL RENACIMIENTO DE UN IMPERIO (EPISODIO #217)
Un
aparato inmenso irrumpía en el cielo negro. Los árboles se arqueaban, su
plataforma despedía una ráfaga de viento muy violento. Extrañamente estaba
suspendido en el más perturbador de los silencios. Las luciérnagas caían al
suelo. Nuestro zángano se escondía en el recoveco de un árbol pequeño. Estábamos
impresionados. Aquella cosa era tan grande que apenas podía caber en un campo
de baloncesto.
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