jueves, 29 de septiembre de 2016

EL RENACIMIENTO DE UN IMPERIO (EPISODIO #266)


Parecía mentira, el mono trepaba por las ramas y les tocaba la cara. Las cabras, confundidas, cabeceaban. Sus incesantes balidos demostraban que además estaban enojadas. ¿Cómo no estarlo? Si el mono atrevido hasta les tocaba la cola. Jugaba a la mancha. Nos hacía mucha gracia. ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! El niño indio no paraba de soltar risas contagiosas. No podíamos contener las lágrimas. Definitivamente la naturaleza nos enseñaba su magia.


miércoles, 28 de septiembre de 2016

EL RENACIMIENTO DE UN IMPERIO (EPISODIO #265)


— ¿Y ahora qué hacemos? —le preguntaba a Sofía mientras el niño se reía con ganas.
— Supongo que contemplarlas.
— ¿Contemplarlas?
— La naturaleza nos enseña su magia.
Para nuestra gracia, el mono se asía a una rama con su cola alargada. Éramos felices, viendo esas cabras alocadas que trepaban por el árbol como si nada pasara. No necesitábamos dinero para regocijarnos con sus acrobacias.


domingo, 25 de septiembre de 2016

EL RENACIMIENTO DE UN IMPERIO (EPISODIO #264)


«Sofía, esto ya escapa a toda lógica», le hablaba en voz baja pero ella no decía nada. Encima el águila comenzaba a volar alrededor de las ramas, como queriendo intimidarlas para que bajaran y luego cazarlas. Increíblemente nuestro zángano seguía sus alas. Y no sólo eso, el gato daba un salto y corriendo como una bala se dirigía hacia las ramas para unirse a la bandada.


EL RENACIMIENTO DE UN IMPERIO (EPISODIO #263)


Extrañamente Sofía estaba en lo cierto. En un árbol copado, de similares características a un ombú, había por lo menos una decena de cabras, negras como la noche, con cuernos curvados hacia atrás, paradas sobre las ramas como si fuesen aves. Algunas estiraban los cogotes como si persiguieran alcanzar los frutos de las ramas superiores. Jamás en la vida había presenciado semejante disparate. Marruecos seguía estando en otro continente. Esas cabras temerarias me hacían olvidar que respiraba aire y que además tenía que alimentarme.


EL RENACIMIENTO DE UN IMPERIO (EPISODIO #262)


— ¡Milo, Milo! —abría mis ojos, Sofía, zamarreándome con una brusquedad que casi me desprende las orejas.
— ¿Qué… qué pasa?
— Veo cabras en unas ramas.
Sorprendido por la noticia, bostezaba, y luego me volteaba, desconociendo si yo seguía soñando o en cambio mi chica había entrado en un estado de delirio del cual no había salida. En esos instantes el mono soltaba mi pierna.
— ¿Cómo que ves cabras en unas ramas?
Curiosamente el caballo se detenía, cabeceando, o tal vez asintiendo con su enorme cabeza.
— ¡Allá! —señalaba hacia delante, y con el dedo índice me rozaba la mejilla derecha.