domingo, 5 de noviembre de 2017

VIETNAM, DOS AMERICANOS Y LA LUZ DEL DEMONIO (1ra. parte)


— ¡Cúbreme Mel!
—No puedo, la parca merodea y…
— Tengo dos niños que alimentar —añadía John sin vacilar.
— Lo siento, amigo, si nos movemos será nuestro final.
Una balacera horrenda había sembrado terror, en la inhóspita y frondosa vegetación, a unos cien kilómetros de Hanoi. Los miembros del Vietcong estaban rabiosos, dispuestos a fulminar al invasor, o a cuanto sujeto dijera «Hello».